El
bruxismo es un trastorno en el que la mandíbula realiza movimientos
involuntarios , especialmente durante la noche mientras dormimos. A causa de
estos movimientos los dientes chocan entre sí provocando el rechinamiento
característico de este tipo de afección.
No
sólo provoca un ruido muy desagradable sino que el bruxismo desgasta los dientes,
afecta a la mandíbula y puede perjudicar seriamente nuestra salud bucal, por
eso es necesario acudir al odontólogo para que haga unas férulas de descarga.
Se llama así a las fundas que se colocarán por la noche para evitar que los
dientes se toquen entre sí.
Las
férulas de descarga se diseñan y personalizan para adaptarse a la cavidad bucal
y las necesidades de cada paciente. Para su elaboración es necesario acudir a
la consulta odontológica donde el especialista tomará la medida de la mordida
del paciente y a partir de aquí se crearan unos moldes exclusivos para el
paciente. Éstos pueden sujetar la arcada superior o la inferior, según el caso,
y es muy importante su correcta colocación para evitar daños en la boca así
como en el aparato dental.
Las
férulas de descarga pueden ser rígida o semirígida. No confundir con otras
férulas como las termoplásticas que son las que se utilizan para otro tipo de
tratamientos (post odontológicos, de blanqueamiento,) pero que no son adecuadas
para corregir el bruxismo ni minimizar sus efectos.
La
férula de descarga rígida es menos flexible, por lo que suele ser necesario,
tras un tiempo de uso, acudir al dentista para llevar a cabo reajustes y
garantizar su perfecta adaptación.
La
férula de descarga semirrígida es más blanda en el interior, facilitando la
adaptación y permitiendo la adaptación a todas las piezas dentales. Su exterior
rígido mantiene la separación adecuada entre las arcadas para disminuir la
tensión de la musculatura.
Antes
de utilizar la férula es conveniente humedecerla y presionarla con los dedos
hasta que encaje correctamente, no con los dientes, ya que se podría partir la
férula o, en el peor de los casos, incluso un diente. Es importantísimo
mantener una escrupulosa higiene del aparato, ya que va a estar en contacto con
nuestros dientes y encías durante muchas horas.
Solución:
¿Cómo cuidar nuestra salud bucodental si llevamos férula?
Para
limpiar la férula dental deberás hacerte con un pequeño cepillo, capaz de
colarse entre los distintos recovecos de la misma y preferentemente suave para
evitar dejar marcas al presionar. Hazlo con movimientos ligeros y circulares,
aunque siempre puedes adaptarlos al grosor del protector (no será lo mismo
limpiar una ortodoncia invisible que uno más abultado pensado para boxeadores,
por ejemplo).
Colócala
bajo el grifo para que la suciedad eliminada vaya cayendo sobre la pila. De
esta manera evitarás que te dificulte saber cuál se ha desprendido y cuál resta
todavía incrustada. Si eres de los que odia derrochar agua, una opción consiste
llenar el lavamanos a media capacidad y frotarla sumergiéndola, aunque no
resulta demasiado cómodo, todo sea dicho.
También
puedes darle un repaso una vez puesta, pues a menudo tendemos a esmerarnos en
el interior y descuidamos la parte visible, en la que también pueden
depositarse restos. Cepíllala como si de tu propia dentadura se tratase, es una
forma de hacerlo que te aportará un extra de estabilidad y, por lo tanto, te
brindará la posibilidad de apurar más el resultado.
Por
otra parte y si vas a guardarla en su estuche, sécala con papel de cocina –lo
suficientemente grueso para que no deje restos en la férula- o un pequeño paño
–del que tampoco se desprendan fibras ni hebras que puedan ensuciarla-.
Recuerda que la humedad es uno de los entornos preferidos por los hongos y
bacterias.
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